Judaísmo Humanista Secular
De: Identidad / Anajnu
En Estados Unidos, el judaísmo humanista secular es reconocido institucionalmente como la quinta corriente en el seno del judaísmo.
Históricamente, las corrientes del judaísmo moderno se expresaron a través de dos grandes vectores: el religioso y el político.
En la arena religiosa, hemos visto que se han desarrollado los movimientos originados principalmente en Europa Central y Occidental. Veremos que en Rusia y en Europa Central el proceso de cambio tomó rumbos diferentes. Allí, la mayoría de los judíos vivían en la pobreza y el conflicto social irrumpía entre judíos pobres y ricos. En este contexto, en lugar de reforma religiosa o cultural, prevaleció la reforma política y social. La cuestión judía solo sería resuelta cambiando el conjunto de la sociedad o la situación social de los judíos, con la creación de un Estado propio. En lugar de rabinos liderando el cambio - como ocurrió en Alemania - en Europa Oriental fueron intelectuales seculares, críticos de la religión, los que quedaron al frente de los nuevos movimientos sociales que construirían ideologías judías seculares. Ellos procuraron una respuesta a la integración del judío en la sociedad moderna fuera de la religión. Algunos, inclusive, fuera del propio judaísmo, como ocurrió con el movimiento comunista, que prometía la redención de la humanidad. Las otras dos grandes tendencias, el Bund y el Sionismo, elaboraron versiones nacionalistas.
Para los judíos seculares, el judaísmo es percibido como la totalidad de la cultura judía en sus múltiples formas históricas. No niegan la importancia de la religión en la historia pero, en una concepción de judaísmo como cultura, se considera a la religión solo como una parte de esta cultura, y como "el ropaje" con el que, por necesidad, históricamente se vistieron los contenidos morales, sociales y culturales del pueblo judío. La Torá es vista como una "herencia sagrada", pero en el sentido de una creación de nuestros ancestros; es el registro histórico impreso en la conciencia del pueblo judío y de la humanidad. En esta concepción, se comprende que la Torá no es tomada como una guía obligatoria de la conducta humana sino como una "fuente de inspiración". Zeev Katz: "La Torá es parte del tesoro de la tradición del judaísmo siempre que sea interpretada creativa y humanitariamente."
Ser judío secular no implica necesariamente ser ateo; muchos creen en Dios, aunque no son observantes de la religión. Los judíos seculares no creen que haya una forma "verdadera" y única de ser judío; el judaísmo es considerado un cuerpo diversificado de credos, denominaciones, interpretaciones, compromisos y estilos de vida, donde ninguno debe denominarse como el "único judaísmo auténtico".
Los judíos seculares comparten "una visión del mundo que separa al poder religioso del poder político, basada en valores que respetan la libertad de conciencia individual, la tolerancia y la diversidad de creencias... Procuran legitimar el judaísmo por los valores modernos, mostrando que el mismo es capaz de convivir y expresarse en términos universales".
Los judíos seculares, entendidos como una amplia corriente que se identifica con el judaísmo como una cultura y / o una historia en común, constituyen la corriente mayoritaria en el judaísmo. Muchos de ellos se autodefinen como tradicionalistas, es decir, sin pertenecer a ninguna corriente en particular mantienen ciertas tradiciones o normas de conducta que responden a un criterio propio de acción.
En Estados Unidos, el judaísmo humanista secular es reconocido institucionalmente como la quinta corriente en el seno del judaísmo, además de la ortodoxia, el conservadorismo, el reformismo y el reconstruccionismo.
Comenzó en 1963 con la creación de una pequeña comunidad judía humanista en los suburbios de Detroit cuyo líder fue el rabino Sherwin Wine.
En Israel y en el resto del mundo judío, la existencia de una corriente filosófica judía no religiosa organizada es un hecho poco conocido y a menudo ignorado por las comunidades organizadas. En Israel, aunque el movimiento sionista fue desde sus orígenes predominantemente laico y el rol religioso fue reducido y marginal en la creación cultural hebrea, el lugar institucional concedido por el Estado a la ortodoxia llevó a un muy indeseable monopolio.
El judaísmo pasó a ser identificado con la religión judía, lo que provocó y sigue provocando tanto fervorosas adhesiones como vehementes rechazos. Pese a que durante muchas décadas los sectores laicos del movimiento sionista tuvieron un rol protagónico en la vida de Israel, recién en 1985 se formó una organización específica para el cultivo de una identidad judía laica: la Asociación Israelí para el Judaísmo Humanista Secular. Bajo el ala de la Federación Nacional de judíos seculares y humanistas, esta asociación alberga un Instituto de Formación de Rabinos Seculares, "Tmurá" (término hebreo que significa cambio, viraje).
Los principios esenciales establecidos por la Asociación Israelí para el judaísmo humanista secular siguen teniendo plena vigencia, y se resumen en los siguientes puntos:
1) Judaísmo: Es la cultura judía en toda su diversidad a lo largo de las generaciones. Nos sirve de fuente de inspiración pero no implica obligaciones específicas. La religión judía es un ingrediente importante del judaísmo pero no es el único ni puede ser exclusivo.
2) Humanismo: Ve al hombre como centro de sus preocupaciones y lo considera como ente autónomo y responsable. No acepta ninguna imposición externa que pretenda coartar el libre albedrío del hombre para regir su vida y pensar libremente, aunque admite las limitaciones naturales de la sociedad, la conservación de la seguridad, el orden público y los derechos de los semejantes.
3) Secularismo: La Asociación es una organización de judíos laicos, es decir de judíos no religiosos. Pero esta actitud no implica hostilidad, sino por el contrario, una actitud positiva hacia el judaísmo y la tradición de Israel. Todo aquel que acepte estos principios puede integrar la Asociación.
4) Pluralismo: Todas las corrientes del judaísmo tienen derecho a recibir el mismo trato por parte de la ley y las instituciones del Estado. El pluralismo es también una norma interna de la Asociación que constituye un marco común para quienes adoptan el judaísmo humanista secular desde distintos puntos de vista.
5) Sionismo: el sionismo es considerado un movimiento humanista por naturaleza, al constituir el movimiento de liberación nacional del pueblo judío con el objetivo de salvarlo de la amenaza del exterminio y el aniquilamiento. La existencia del pueblo judío y su contribución específica a la humanidad constituye un principio fundamental para la Asociación. Sionismo, judaísmo y humanismo están ligados orgánicamente. Se aboga por un sionismo que considera esenciales las dimensiones morales y sociales del Estado y por una política humanista respecto a los pueblos vecinos.
6) Actitud hacia la religión: respetan a todo hombre y mujer religiosos y apoyan su pleno derecho a llevar su vida de acuerdo a sus convicciones. No pretenden imponer a nadie que cambie su fe ni sus costumbres. Pero creen que no hay ninguna corriente en el judaísmo que pueda considerarse la única auténtica.
Existen además en el mundo varias iniciativas creativas que buscan recrear valores y tradiciones del judaísmo en un espíritu humanista no religioso, como el grupo Yok y Tzavta, en Buenos Aires, el centro Itzjak Rabin en Bruselas, el instituto Alma y la ieshivá1 secular Biná en Israel. Sin embargo, podemos decir que la mayoría de los judíos seculares son hoy individuos aislados, llenos de dudas, lo que genera sentimientos inestables sobre el sentido de ser judío. Por más que el judío secular valore su individualidad y su derecho a tener su propia versión de judaísmo, su crecimiento y fortalecimiento exigen formas colectivas de expresión. Parafraseando a Sorj, la identidad judía secular requiere de "nuevas narrativas y prácticas que permitan insertar la subjetividad personal en un judaísmo que tenga como referencia una cultura acumulada en 3 milenios, sin reproducir los contenidos xenofóbicos y alienantes de las categorías de pureza e impureza, de pueblo elegido y de protección divina" (Judaísmo para todos, pág.177).
En Estados Unidos, el judaísmo humanista secular es reconocido institucionalmente como la quinta corriente en el seno del judaísmo.
Históricamente, las corrientes del judaísmo moderno se expresaron a través de dos grandes vectores: el religioso y el político.
En la arena religiosa, hemos visto que se han desarrollado los movimientos originados principalmente en Europa Central y Occidental. Veremos que en Rusia y en Europa Central el proceso de cambio tomó rumbos diferentes. Allí, la mayoría de los judíos vivían en la pobreza y el conflicto social irrumpía entre judíos pobres y ricos. En este contexto, en lugar de reforma religiosa o cultural, prevaleció la reforma política y social. La cuestión judía solo sería resuelta cambiando el conjunto de la sociedad o la situación social de los judíos, con la creación de un Estado propio. En lugar de rabinos liderando el cambio - como ocurrió en Alemania - en Europa Oriental fueron intelectuales seculares, críticos de la religión, los que quedaron al frente de los nuevos movimientos sociales que construirían ideologías judías seculares. Ellos procuraron una respuesta a la integración del judío en la sociedad moderna fuera de la religión. Algunos, inclusive, fuera del propio judaísmo, como ocurrió con el movimiento comunista, que prometía la redención de la humanidad. Las otras dos grandes tendencias, el Bund y el Sionismo, elaboraron versiones nacionalistas.
Para los judíos seculares, el judaísmo es percibido como la totalidad de la cultura judía en sus múltiples formas históricas. No niegan la importancia de la religión en la historia pero, en una concepción de judaísmo como cultura, se considera a la religión solo como una parte de esta cultura, y como "el ropaje" con el que, por necesidad, históricamente se vistieron los contenidos morales, sociales y culturales del pueblo judío. La Torá es vista como una "herencia sagrada", pero en el sentido de una creación de nuestros ancestros; es el registro histórico impreso en la conciencia del pueblo judío y de la humanidad. En esta concepción, se comprende que la Torá no es tomada como una guía obligatoria de la conducta humana sino como una "fuente de inspiración". Zeev Katz: "La Torá es parte del tesoro de la tradición del judaísmo siempre que sea interpretada creativa y humanitariamente."
Ser judío secular no implica necesariamente ser ateo; muchos creen en Dios, aunque no son observantes de la religión. Los judíos seculares no creen que haya una forma "verdadera" y única de ser judío; el judaísmo es considerado un cuerpo diversificado de credos, denominaciones, interpretaciones, compromisos y estilos de vida, donde ninguno debe denominarse como el "único judaísmo auténtico".
Los judíos seculares comparten "una visión del mundo que separa al poder religioso del poder político, basada en valores que respetan la libertad de conciencia individual, la tolerancia y la diversidad de creencias... Procuran legitimar el judaísmo por los valores modernos, mostrando que el mismo es capaz de convivir y expresarse en términos universales".
Los judíos seculares, entendidos como una amplia corriente que se identifica con el judaísmo como una cultura y / o una historia en común, constituyen la corriente mayoritaria en el judaísmo. Muchos de ellos se autodefinen como tradicionalistas, es decir, sin pertenecer a ninguna corriente en particular mantienen ciertas tradiciones o normas de conducta que responden a un criterio propio de acción.
En Estados Unidos, el judaísmo humanista secular es reconocido institucionalmente como la quinta corriente en el seno del judaísmo, además de la ortodoxia, el conservadorismo, el reformismo y el reconstruccionismo.
Comenzó en 1963 con la creación de una pequeña comunidad judía humanista en los suburbios de Detroit cuyo líder fue el rabino Sherwin Wine.
En Israel y en el resto del mundo judío, la existencia de una corriente filosófica judía no religiosa organizada es un hecho poco conocido y a menudo ignorado por las comunidades organizadas. En Israel, aunque el movimiento sionista fue desde sus orígenes predominantemente laico y el rol religioso fue reducido y marginal en la creación cultural hebrea, el lugar institucional concedido por el Estado a la ortodoxia llevó a un muy indeseable monopolio.
El judaísmo pasó a ser identificado con la religión judía, lo que provocó y sigue provocando tanto fervorosas adhesiones como vehementes rechazos. Pese a que durante muchas décadas los sectores laicos del movimiento sionista tuvieron un rol protagónico en la vida de Israel, recién en 1985 se formó una organización específica para el cultivo de una identidad judía laica: la Asociación Israelí para el Judaísmo Humanista Secular. Bajo el ala de la Federación Nacional de judíos seculares y humanistas, esta asociación alberga un Instituto de Formación de Rabinos Seculares, "Tmurá" (término hebreo que significa cambio, viraje).
Los principios esenciales establecidos por la Asociación Israelí para el judaísmo humanista secular siguen teniendo plena vigencia, y se resumen en los siguientes puntos:
1) Judaísmo: Es la cultura judía en toda su diversidad a lo largo de las generaciones. Nos sirve de fuente de inspiración pero no implica obligaciones específicas. La religión judía es un ingrediente importante del judaísmo pero no es el único ni puede ser exclusivo.
2) Humanismo: Ve al hombre como centro de sus preocupaciones y lo considera como ente autónomo y responsable. No acepta ninguna imposición externa que pretenda coartar el libre albedrío del hombre para regir su vida y pensar libremente, aunque admite las limitaciones naturales de la sociedad, la conservación de la seguridad, el orden público y los derechos de los semejantes.
3) Secularismo: La Asociación es una organización de judíos laicos, es decir de judíos no religiosos. Pero esta actitud no implica hostilidad, sino por el contrario, una actitud positiva hacia el judaísmo y la tradición de Israel. Todo aquel que acepte estos principios puede integrar la Asociación.
4) Pluralismo: Todas las corrientes del judaísmo tienen derecho a recibir el mismo trato por parte de la ley y las instituciones del Estado. El pluralismo es también una norma interna de la Asociación que constituye un marco común para quienes adoptan el judaísmo humanista secular desde distintos puntos de vista.
5) Sionismo: el sionismo es considerado un movimiento humanista por naturaleza, al constituir el movimiento de liberación nacional del pueblo judío con el objetivo de salvarlo de la amenaza del exterminio y el aniquilamiento. La existencia del pueblo judío y su contribución específica a la humanidad constituye un principio fundamental para la Asociación. Sionismo, judaísmo y humanismo están ligados orgánicamente. Se aboga por un sionismo que considera esenciales las dimensiones morales y sociales del Estado y por una política humanista respecto a los pueblos vecinos.
6) Actitud hacia la religión: respetan a todo hombre y mujer religiosos y apoyan su pleno derecho a llevar su vida de acuerdo a sus convicciones. No pretenden imponer a nadie que cambie su fe ni sus costumbres. Pero creen que no hay ninguna corriente en el judaísmo que pueda considerarse la única auténtica.
Existen además en el mundo varias iniciativas creativas que buscan recrear valores y tradiciones del judaísmo en un espíritu humanista no religioso, como el grupo Yok y Tzavta, en Buenos Aires, el centro Itzjak Rabin en Bruselas, el instituto Alma y la ieshivá1 secular Biná en Israel. Sin embargo, podemos decir que la mayoría de los judíos seculares son hoy individuos aislados, llenos de dudas, lo que genera sentimientos inestables sobre el sentido de ser judío. Por más que el judío secular valore su individualidad y su derecho a tener su propia versión de judaísmo, su crecimiento y fortalecimiento exigen formas colectivas de expresión. Parafraseando a Sorj, la identidad judía secular requiere de "nuevas narrativas y prácticas que permitan insertar la subjetividad personal en un judaísmo que tenga como referencia una cultura acumulada en 3 milenios, sin reproducir los contenidos xenofóbicos y alienantes de las categorías de pureza e impureza, de pueblo elegido y de protección divina" (Judaísmo para todos, pág.177).
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