El fantasma de la asimilación.

Autor: BERNARDO SORJ )
De: Jinuj.net

El conocimiento y la práctica del judaísmo de Theodor Herlz era, como sabemos, casi inexistente. Sin embargo, sin él, probablemente no existiría el Estado de Israel. En la misma situación se encontraban Albert Einstein, Sigmund Freud y prácticamente todos los judíos del siglo 20 de los cuales, hoy, tenemos tanto orgullo. Del punto de vista del judaísmo ortodoxo la casi totalidad de los líderes sionistas eran judíos asimilados (¡Jabotinsky pidió ser cremado!), así como el autor de esta nota y la mayoría de sus lectores.

El judaísmo sobrevivió, desde los tiempos bíblicos hasta hoy, por su capacidad de asimilar las más diversas culturas. Como muestra Martin Buber en Moisés, indicó que el judío es un pueblo nómada, o sea, un pueblo que viaja entre las culturas, que no tiene miedo de interactuar y que descubrió millares de años atrás lo que hoy, gracias a los procesos de globalización, está siendo reconocido como la condición de convivencia de la humanidad: que todas las identidades son híbridas, que ninguna cultura es pura, que las raíces entrelazadas de todos los pueblos se nutren de la misma herencia común.

¿Pero, entonces, por qué hablar de asimilación? ¿Quién puede definir quien es un judío asimilado? El judaísmo es, en la realidad, diverso y pluralista. Se puede ser judío religioso o ateo; si religioso - conservador, reformista o ortodoxo; si ortodoxo - jasídico o no jasídico; si jasídico, se puede elegir entre las diversas sectas – que poco hablan entre sí - o, además, ser sionista o no sionista; si sionista, religioso o no religioso, de derecha o de izquierda, y así por adelante.

¿Entonces por qué hablar de asimilación? El único momento de la História judía en que el concepto de asimilación, el en sentido estricto de una actitud consciente de negar y abandonar el judaísmo, puede ser aplicado, ocorrió en la Europa Central, particularmente en Alemania, en el siglo 19 y en las primeras décadas del siglo 20, cuando la conversión al cristianismo era una estrategia de ascensión social en un contexto en que estaban vedadas a los judíos - legalmente o de hecho - posiciones en la esfera pública. Pero, hoy, esa situación no existe en practicamente ningún lugar del mundo y, por lo tanto, ese problema no se coloca.

Los judíos del siglo 20 usaron y abusaron del concepto de asimilación, basicamente como una estrategia para descalificar y demonizar otras tendencias de las cuales discordaban. Así, eran definidos como asimilados los judíos no religiosos por los religiosos, los conservadores y reformistas por los ortodoxos, o los no sionistas por los sionistas, para dar algunos ejemplos. Hoy, la perspectiva histórica nos enseña que todos estaban errados, en el sentido de que ninguna forma de judaísmo agota todas sus posibilidades, y que cada innovación - como, por ejemplo, fue en su época el sionismo - representa una contribución que fortalece el judaísmo.

En los tiempos actuales el fantasma de la asimilación todavía es utilizado por los liderazgos comunitarios para asustarse a sí mismos y a los miembros de la colectividad, funcionando como mecanismo de movilización de miedos y recursos. Es una estrategia, pero una pobre estrategia, pues distante de la experiencia de las nuevas gerenaciones y de todo que la História Judía enseña. La supervivencia del judaísmo en Brasil depende de su capacidad de ser cada vez más "asimilado", de integrar la escuela de samba en el Purim, de mostrar las interrelaciones entre la História de Brasil y los judíos, de hacer tzedaká junto a las poblaciones carentes, de absorber los casamientos mixtos reconociendo en ellos un camino de enriquecimiento de la comunidad y del judaísmo.

Para entender la realidad social necesitamos de conceptos que nos permitan localizar en donde estamos y para donde vamos, que nos permitan medir el mundo. La asimilación es uno de estos conceptos. Pero es un falso concepto y una mala medida. Da la ilusión de que nos distanciamos de un mundo ideal al cual debemos retornar, retirando el principal instrumento que puede asegurar la reproducción de una comunidad: su renovación a través de la participación y absorción creativa de la cultura local. La cuestión, por lo tanto, no es cuan asimilados son los judíos de Brasil, ya que nadie está en posición de ser juez de su semejante, pero cual es la riqueza del judaísmo brasileño, cuanto logró producir y innovar para transformarse en referencia creativa para cada uno de nosotros.

Traducción del portugués: Leonardo Calderoni

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