A medio siglo de la "reunificación" de Jerusalem: Reflexiones previas a los festejos de Iom Ierushalaim.

Autor: ANDY FAUR

En breve comenzarán los festejos de Iom Ierushalaim al cumplirse los 50 años de la "reunificación" de la ciudad... ¿Acaso la ciudad está unida? ¿Acaso hay motivos para
festejar? En el siguiente artículo, el autor que vive en Jerusalém desde hace más de 20 años, nos propone dejar de lado los slogans y frases trilladas, para entrar a fondo en la
apasionante y compleja realidad de la Ciudad Santa.
La intención de esta nota es despertar el debate y abrir nuevos horizontes de pensamiento sobre un tema que no es lineal ni sencillo.
Quizá no todo lo que está escrito a continuación sea políticamente correcto, pero sostengo la creencia de que la pluralidad de ideas y opiniones, los distintos puntos de
vista y la amplitud de criterios ayudan a las personas a comprender la realidad de manera más certera y correcta.
Soy orgulloso ciudadano del Estado de Israel por más de 20 años, tantos como habitante de la ciudad de Jerusalém. Soy miembro en varios forums sociales y culturales de la ciudad y activo participante de eventos e iniciativas urbanas. Este
background me permite, creo yo, emitir una opinión fundamentada y basada en la experiencia personal de la realidad que me rodea.

Un poco de historia
Jerusalém, desde que el Rey David la conquistó y la hizo capital del reino unificado y
centro espiritual y político del pueblo judío, hace más de 3.000 años, ha pasado por las
manos de distintos pueblos y civilizaciones, ha sido el centro de añoranzas, disputas,
guerras y un sinfín de eventos históricos a través de las generaciones.
Antes de convertirse en la capital del Estado de Israel han pasado por ella, amén de los
judíos: babilonios, persas, griegos, romanos, bizantinos, musulmanes de distinto tinte y
origen, cruzados, otomanos y por último los británicos, que llegan a la zona al terminar
la Primera Guerra Mundial a fines de 1917 e imponen su Mandato sobre Palestina.
En esta nota nos vamos a concentrar principalmente en el último medio siglo de
historia de la ciudad, que va desde la Guerra de Junio de 1967 y hasta la actualidad.
El 2017 será un año pletórico de festejos en la zona. Al Cincuentenario de la
"reunificación" de la ciudad, se suma el Centenario del Mandato inglés en Palestina y
también de la fundamental y promotora Declaración Balfour.
¿Por qué concentrarnos en los últimos cincuenta años y nada más? Porque la realidad
actual de la ciudad está influida en forma determinante de lo que paso en esta última
época, por supuesto sin quitar importancia al devenir histórico anterior.
Cabe recordar que apenas terminada la retirada de los ingleses de Palestina al final de
su mandato el 14 de Mayo de 1948, se desata la Guerra de Independencia contra cinco
países árabes. Finalizada esta y como consecuencia del posterior tratado de cese de
fuego con el Reino Hashemita de Jordania en 1949, la ciudad de Jerusalém quedó por
primera y única vez en toda su historia dividida en dos partes (frontera de cese de
fuego conocida como Línea Verde de Jerusalém), cada una bajo distinta soberanía,
donde la Ciudad Vieja quedó del lado del Reino Hashemita.

Iom Ierushalaim
Un poco de contexto sobre Iom Ierushalaim - Día de Jerusalém, que vamos a conmemorar. Este evento recuerda la "reunificación" de la ciudad entre sus partes occidental y oriental luego de la Guerra de los 6 días en 1967, en la cual Israel conquistó la parte jordana de la ciudad, más allá de otros territorios en la zona de la Cisjordania. Como dato importante cabe destacar que gran parte de los poblados árabes que fueron anexados a la ciudad luego de la guerra, no eran parte de la
"Jerusalém jordana".

Israel, a pocas semanas de terminadas las batallas, amplia en forma arbitraria los límites municipales de la ciudad (de 37 a 125 km²) y anexa un número importante de barrios y poblados árabes a la "Nueva Ciudad unificada".
En el año 1967 vivían en la Jerusalém Occidental alrededor de 200 mil habitantes y en la parte jordana, unos 70 mil. La proporción de habitantes de la ciudad de entonces entre ambos lados juntos, era de 75% judíos y 25 % árabes.
En 1980, el Parlamento Israelí, aprobó la Ley de Jerusalém, que proclama a la ciudad “unificada e indivisible” como capital del Estado de Israel.
Actualmente y como entonces, la gran mayoría de la población judía vive en el lado Occidental de la ciudad, mientras que la gran mayoría de la población árabe vive en el Oriental. Estoy contando en la parte occidental a los “nuevos barrios” de la ciudad, construidos en la parte reunificada/anexada y que albergan a la mitad de los habitantes judíos jerosolimitanos. Me refiero a las grandes urbanizaciones de: Ramat Eshkol, Guiva Tzarfatit, Ramot, Neve Yaakov, Pisgat Zeev, Ramat Shlomo, Talpiot Mizraj, Guilo y Har Joma.
Algunos datos de la compleja realidad social, económica y política local Jerusalém es la capital del Estado de Israel desde que fue declarada oficialmente como tal, a fines de 1949. En ella se encuentran la sede del gobierno, la Presidencia, el Parlamento israelí/Knesset, así como otros organismos
públicos y gubernamentales.
Es la ciudad más grande del país, tanto en tamaño como en población: Jerusalém alberga el 10% de la población del país y su superficie es la más extensa del país, a pesar de superar apenas los 125 km².

En el año 2016 vivimos en Jerusalém poco más de 850.000 personas. De acuerdo a la división demográfica establecida, un 63% judíos y un 37% árabes (musulmanes en su mayoría). Esta proporción es tema de debates constantes en Israel: la población árabe jerosolimitana tiene un crecimiento vegetativo superior al de la población judía y de seguir esta tendencia, en una generación más, la población de la ciudad estará dividida en partes iguales...
Por supuesto que la ciudad es un crisol de etnias, nacionalidades, religiones y culturas y fuera de judíos y musulmanes hay cristianos, ortodoxos, griegos, armenios, etíopes, rusos y demás, pero a los efectos estadísticos y de influencia al tema que nos ocupa son poco relevantes.
Los habitantes árabes de la ciudad, es importante mencionar, tienen un status legal especial y único ya que son "residentes" de la ciudad y no ciudadanos del Estado de Israel, como el resto de los árabes del país.
Este status distintivo cuenta con derechos y obligaciones especiales: tienen derecho a voto municipal (medio que nunca utilizaron como acto de protesta contra la soberanía israelí sobre la ciudad) pero no al voto nacional. Tienen cédula de identidad azul de residente de la ciudad (status que pueden perder bajo determinadas circunstancias), pero no pasaporte. Pagan impuestos municipales y nacionales, aunque sus barrios apenas cuenten con la mínima atención y servicios por parte de la Municipalidad.
Tienen derecho al seguro social y al seguro médico de Israel.
Un 90% de las escuelas de Jerusalém Oriental trabajan de acuerdo al plan de estudios jordano - palestino, es decir, no estudian hebreo ni ninguna otra de las materias básicas del sistema educativo israelí.
En Israel, hablando en términos generales, los sectores ultraortodoxos y árabes de la población, son de las capas más debilitadas de la sociedad. Este fenómeno se debe a dos causas principales: la primera es el alto porcentaje de natalidad y la segunda el bajo porcentaje de participación en el mercado laboral de ambas poblaciones.
En Jerusalém se da un fenómeno demográfico único, que no se da en ninguna otra parte del país: alrededor de un tercio de la población judía de la ciudad pertenece al sector ultraortodoxo (un 20% del total), y éste junto con el sector árabe (un 37% del total), conforman casi el 60% de los pobladores locales, lo que hacen que la ciudad tenga un perfil socio - económico muy bajo y la convierten en una de las ciudades más pobres del país.
Desde una perspectiva política, la realidad no es menos dramática. Como podemos deducir de las estadísticas anteriores, vemos que más de la mitad de la población de la ciudad no es o no se reconoce propiamente como "sionista" (o sea no aceptan a la entidad estatal como autoridad y no hay un reconocimiento formal de su legitimidad) e incluso una parte de la ultraortodoxia judía (pequeña pero muy activista) es antisionista, consideran a Iom Haatzmaut, por ejemplo, como una herejía y para ellos es un día de duelo y protesta...
Jerusalém es una ciudad de grandes contrastes. Si bien somos testigos que en los últimos años la parte occidental ha tenido un apogeo y desarrollo vertiginosos a nivel de infraestructuras, esparcimiento, cultura y turismo. Por otro lado vemos el fenómeno opuesto en el lado oriental: menos inversión en infraestructuras, mayor hacinamiento, menor prestación de servicios a sus habitantes y porcentajes
prácticamente nulos de desarrollo.

En el plano internacional
El tema de Jerusalém no es un mero tema interno y local, sino que sobrepasa los límites de la ciudad y llega hasta las Naciones Unidas, que muchas veces interviene en forma pública y activa, y como sabemos muy pocas de ellas en forma favorable a Israel.
El foro internacional, solo reconoce a la parte occidental de la ciudad como capital del Estado de Israel.
El Consejo de Seguridad de la ONU en su resolución 478, rechazó la Ley de Jerusalém de 1980 que la consideró contraria al Derecho Internacional y llamó a Israel a rescindirla. En señal de protesta por este acto unilateral los Estados miembros de las Naciones Unidas retiraron sus embajadas de Jerusalém (que a propósito estaban ubicadas del lado occidental) y las trasladaron a la zona de Tel Aviv, tal como pedía la resolución.
Actualmente, no hay embajadas de ningún país en la ciudad. Los dos únicos países que tuvieron las agallas de mantenerlas por varios años más, Costa Rica y El Salvador, las trasladaron en el 2006 debido, sobre todo, a las presiones de los países árabes.
Es verdad que Jerusalém es una ciudad en disputa y esto permite, por lo visto y no con poco descaro, que medios de comunicación, periodistas, sitios de Internet, mapas, material informativo e incluso países nombren a Tel Aviv como capital de Israel y se refieran al “gobierno de Tel Aviv”.
El hecho de cambiar la capital de un Estado no es sólo producto de la ignorancia, sino también parte una tendenciosa desinformación e inadmisible forma de desvirtuar los hechos, que no aporta al entendimiento ni a la solución del conflicto.

La Seguridad por sobre todo
Como si todo lo antedicho no fuera suficiente, para hacer las cosas más complicadas todavía, desde hace algunos años pasa por el este de la ciudad una Valla o Muro de Seguridad que en principio impone un límite físico entre los palestinos habitantes de Jerusalém y aquellos que viven en Judea y Samaria/Cisjordania.
De hecho, la valla, que en algunos casos, pasa por medio de terrenos, de casas privadas o calles de los barrios árabes del este de la ciudad, "dividió" nuevamente a la ciudad en dos, con las consecuencias políticas y sociales aparejadas.
Muchos de los palestinos residentes de la ciudad que antes de la construcción de la Valla/Muro eran parte integral de la vida diaria de la ciudad con su derecho a trabajo y servicios, quedaron "afuera" de la misma (o sea de Jerusalém) y para trabajar o recibir servicios municipales o médicos, tienen que pasar por un Majsom/Check Point con sus consecuentes molestias, inconvenientes y perjuicios.

El gobierno de Israel, que de hecho es el que divide nuevamente a la ciudad físicamente, sostiene que se trata de una valla de seguridad que impide la infiltración de terroristas para perpetrar atentados (que de facto estos se redujeron en forma drástica en los últimos años) y de ninguna manera un límite o frontera política.
Yo me pregunto: Si nos basamos en la hipótesis de que la valla es necesaria y vital para la defensa de sus ciudadanos por parte del Estado (situación lógica y normal que también ocurre en otros países del mundo) ¿Era necesario hacer el trazado de la misma tan poco amigable para con una gran parte de la población de la ciudad? ¿O será que a los árabes que viven en la parte oriental de la ciudad, no se los considera habitantes de ella?
De ser así, ¿Entonces de que "unificación" estamos hablando?
Y esto es solo el comienzo…
Se está produciendo un fenómeno silencioso, una migración individual y progresiva, del cual solo parte de la opinión pública es consiente del mismo: muchos ciudadanos árabes que quedaron del “otro lado" de la valla, se están mudando a barrios judíos del oeste de la ciudad para no quedar aislados y separados de sus fuentes de trabajo, salud y servicios, muchísimo más desarrollados y accesibles en la parte Occidental…

El Status del Kotel
Hay mucha confusión cuando se habla de Jerusalém Oriental, de la Ciudad Vieja o del Kotel...
En un momento cuando se habló de que Jerusalém Oriental sea parte de un futuro Estado Palestino, la mayoría de los israelíes se opuso en forma tajante, a pesar que la mayor parte de los mismos, raramente llega a la ciudad incluso de visita, y por supuesto ni que hablar de conocer su parte oriental. ¿Por qué? Porque la mayoría habla y opina sin conocer del tema y entienden que "Jerusalém Oriental" son solo el Kotel y la Ciudad Vieja, y no los barrios del este de la ciudad en donde viven 300 mil palestinos, que en su mayoría no les interesa ser parte de Israel...
Recordemos que el Kotel Hamaaraví o Muro de los Lamentos es una muralla de unos 70 mts. de largo, parte de la explanada que sostenía al Monte del Templo.
Este lugar, especial y significativo en la tradición judía, es conocido como lugar de oración a partir del S. XV aproximadamente, en donde los judíos podían allegarse al mismo con permiso de las autoridades locales.
Interesante remarcar, que este lugar era de acceso libre e igualitario a hombres y mujeres hasta que la administración israelí, después del año 1967, lo convirtió en un "lugar sagrado" bajo tutela ortodoxa.
El Kotel y el barrio judío aledaño implican alrededor de un 20% de toda la superficie de la ciudad vieja y está en su totalidad, un 1% de toda Jerusalém en sus dimensiones actuales...
Sostengo (en forma hipotética) que si lográramos aislar el Kotel HaMaaravi, el barrio judío y la Ciudad Vieja de la susodicha problemática, creo que la mayoría de los israelíes apoyaría un tipo de acuerdo que otorgue soberanía a los palestinos sobre la parte oriental de la ciudad.

Cuando la Jerusalém celestial y la Jerusalém terrenal se hagan una...
Jerusalém es mágica y compleja. Cuna de las tres grandes religiones monoteístas y centro de atención, oración y plegarias de millones de fieles en el mundo entero.
Se tiende a hacer una distinción entre la Jerusalém de arriba y la de abajo, la celestial y la terrenal, la espiritual y la profana…y entre estos dos mundos, nos movemos los jerosolimitanos todos los días de nuestras vidas.
Entre el rezo del Muhazzin desde la mezquita y el cierre de calles de los barrios ultraortodoxos judíos en Shabat; entre los embotellamientos de tráfico y los millones de turistas que llegan anualmente a visitar; entre El Muro de los Lamentos y el Domo de la Roca; entre el Santo Sepulcro y el Monte de los Olivos.

Es claro para todos, que el status de Jerusalém es piedra angular y parte significativa del conflicto con los palestinos y el mundo árabe, como también lo será de su solución.
Los palestinos que la denominan Al Quds (La Sagrada) la reclaman y declaran (a la parte oriental, cabe decir) como la capital de su futuro estado.
Por el momento, la mayoría de los israelíes no están dispuestos a ninguna concesión sobre la misma recordando la penosa y bizarra división de la ciudad entre los años 1949 -1967 y la coyuntura actual del conflicto.
Tarde o temprano llegaremos a un acuerdo con nuestros vecinos y con éste llegará la tan anhelada Paz para nuestro país y nuestra ciudad… pero esto, tendrá "dolorosos costos" como se suele decir por estos lares.
Para Jerusalém se tendrá que encontrar una solución creativa, consensuada y adecuada, que responda a los intereses y las necesidades de la mayoría.
La Jerusalém unificada e indivisible es quizá un concepto que suena muy lindo a los oídos, pero que no se refleja en la realidad como nos gustaría.
Quizás este nuevo aniversario de Iom Ierushalaim sea un buen momento para dejar de lado los slogans y lugares comunes y pensar cuales son las acciones que deberíamos encarar en el futuro para que la Jerusalém ideal y la real se unan y se convierta realmente en Luz para los pueblos, la Ciudad de la Paz y ejemplo de convivencia para el mundo entero.

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